martes, 11 de febrero de 2014

Reseña: Tierras rojas, de Joe Abercrombie

SINOPSIS: Shy Sur creía haber enterrado su sangriento pasado, pero tendrá que recuperar algunos de sus viejos hábitos para rescatar a sus hermanos. Comienza la persecución con un par de bueyes y su cobarde padre adoptivo Lamb por toda compañía. Pero Lamb también tiene sus propias cuentas por ajustar...
El viaje por las áridas llanuras, marcado por viejas hostilidades, duelos y matanzas, los conducirá a un enfrentamiento con los Fantasmas. Peor aún, les obligará a aliarse con Nicomo Cosca, infame soldado de fortuna, y su abogado Temple, dos hombres de los que nadie debería fiarse.


RESEÑA: La última novela del prolífico Joe Abercrombie es toda una declaración de amor al western más clásico, al de personajes sin nombre que buscan venganza, riqueza o una nueva vida en las desoladas tierras de la frontera, de hombres y mujeres al borde la ley al más puro estilo El bueno, el feo y el malo. Esto es algo que se puede adivinar nada más leer la dedicatoria al gran Clint Eastwood que encabeza el libro. En Tierras rojas nos encontramos ante una mezcla perfecta de la fantasía más moderna y los elementos que convirtieron las películas de Sergio Leone en verdaderos clásicos.
Sin embargo no nos dejemos engañar, porque Tierras rojas es ante todo un libro de Joe Abercrombie, razón por la que comparte todos los elementos ya habituales en la obra del escritor inglés. Con elementos comunes me refiero a personajes bien dibujados pero llenos de complejidad, una violencia atroz y despiadada que estalla en cualquier momento, diálogos cargados de ingenio, ironía y mala leche, héroes que no son tan luminosos como deberían ni malos tan ajenos que no podamos llegar a sentirnos identificados con ellos. Y todo regado con el humor negro al que nos tiene habituados el gran Abercrombie.
Dos son los personajes principales de la sexta novela del autor inglés. La joven Shy Sur trata de sobrevivir como granjera después de malvivir durante una alocada época como delincuente de baja estofa, hasta que la paz de su vida se rompe cuando tiene que partir en persecución de los raptores de sus hermanos pequeños. Pronto se verá inmersa de nuevo en un mundo de violencia y salvajismo que creía haber dejado atrás.
Como la mayoría de personajes femeninos de Abercrombie, Shy es una mujer de armas tomar que ha tenido que sobrevivir en solitario la mayor parte de su vida y que desconfía de todo el mundo. Sin embargo, el viaje de persecución que emprende con su padrastro, el cobarde y tranquilo (en un principio) Lamb, le obligará a confiar en otras personas para salir adelante y encontrar a sus hermanos.
El otro personaje principal es Temple, un abogado miembro de la compañía mercenaria mandada por el infame Nicomo Cosca. Temple es un cobarde redomado, que opta siempre por tomar el camino fácil aunque sepa que no es lo correcto (como no podía ser de otra manera en alguien que se ha convertido en el segundo al mando de Cosca). De su mano conoceremos la represión que la Inquisición de la Unión está llevando a cabo en las tierras de la frontera, donde no hace mucho se produjo una revuelta contra el gobierno de Su Majestad (que al parecer todavía sigue siendo nuestro viejo conocido Jezal dan Luthar).

Pronto el camino de estos dos personajes tan diferentes se cruzará en las grandes planicies de las Tierras Lejanas, unos territorios dominados por el pueblo salvaje de los Fantasmas (un trasunto de los indios americanos, como todos podemos imaginar). Abercrombie nos lleva con un gran realismo al mundo de las tierras fronterizas donde la vida apenas vale nada, de las grandes praderas cruzadas por caravanas de colonizadores que buscan un futuro mejor (principalmente atraídos por el rumor del oro, como no podía ser de otra manera).
Como ya viene siendo habitual en las novelas de Abercrombie la historia nos llevará a encontrarnos con una serie de viejos conocidos de historias anteriores, como el ya mencionado Nicomo Cosca en su versión más descreída y cínica, además de varios otros que no mencionaré para dejar al lector que lo descubra por sí mismo. Sin ninguna duda el mundo de Abercrombie crece cada vez más  y se retroalimenta constantemente porque en su sexta novela hay referencias a sucesos y personajes de todas sus obras anteriores (La Primera Ley, La mejor venganza y Los Héroes).
Si puedo ponerle alguna pega a la novela (y ahora voy hablar sobre un tema lleno de SPOILERS así que si no has leído Tierras rojas todavía ¡deja de leer esto!) es lo desaprovechado que está el personaje de Lamb, una vez que todos nos damos cuenta de que el gigantesco y pacífico norteño es (¡redoble de tambores!) Logen Nuevededos. Solo con unas cuantas frases (“hay que ser realistas”, ¡me encanta el pragmatismo del norteño!) el lector es consciente de encontrarse de nuevo con el brutal y memorable personaje de la trilogía La Primera Ley que intenta rehacer su vida en un anonimato anodino, pero poco a poco las circunstancias lo obligarán a volver a los viejos hábitos. A pesar de varios momentos en la historia que nos recuerdan al mejor (o peor, según se mire) Logen de La Primera Ley, he echado en falta que tuviera su propio punto de vista para narrarnos en primera persona como ha vivido hasta el comienzo de Tierras rojas, o que su encuentro con Caul Escalofríos estuviera mucho más desarrollado. (FIN de SPOILERS).
Para terminar, solo decir que Tierras rojas sigue la estela del mejor Joe Abercrombie aunque no sea una obra tan redonda como otros libros anteriores. Sin embargo hay que reconocerle que ha logrado unir dos mundos tan diferentes como el de la fantasía épica y el western de una forma bastante eficiente, con su habitual dosis de violencia descontrolada, humor negro y heroísmo realista. Sus personajes siguen siendo hombre y mujeres complejos que intentan sobrevivir en un mundo lleno de contradicciones y peligros, luchando por seguir adelante cueste lo que cueste, buscando un poco de esperanza en un mundo brutal donde la piedad resulta un bien más escaso que el oro que buscan los colonizadores de Tierras rojas.


VALORACIÓN 8/10


FICHA
Tierras rojas
Joe Abercrombie
Runas
Traducción de Javier Martín Lalanda
Tapa dura sin sobrecubierta, 704 páginas


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